En este caso, no volverán las oscuras golondrinas, sino ¡los impresionantes cernícalos!.
Hace unos pocos días volví a ver una pareja en el mismo hueco que estuvo habitado durante abril-mayo.
El documento gráfico no es muy bueno (necesitaría una cámara con más zoom), pero aquí os dejo una foto de lo que se ve a través de los prismáticos desde mi ventana.
Hará casi un par de meses vi un ave más grande de lo habitual revoloteando entre los edificios de la ciudad donde vivo. Por su silueta, claramente se trataba de una rapaz.
Su silueta se parecía bastante a esto
Tal vez la silueta de una sola rapaz no os diga nada por si sola, pero seguro que
al compararla con las siluetas de otras aves sabéis distinguir cuál sería la rapaz.
Cernícalo
No obstante, su tamaño me tenía desconcertada, ya que aunque era más grande que una paloma parecía bastante más pequeña que un halcón. Me extrañó mucho ver un ave de estas características en plena ciudad, así que me puse a investigar un poco para averiguar de qué animal se podía tratar. La respuesta no se hizo esperar mucho: se trataba de un cernícalo.
Esta ave de presa diurna y fácil de ver hace sus nidos en grietas de rocas o incluso en edificios en plena ciudad. Y eso es precisamente lo que estaba haciendo en el edificio que hay frente a mi ventana. Debía de tratarse de una par de ejemplares tempraneros, puesto que a finales de abril ya revoloteaban sin parar en lo que supongo que era el hueco sobre un aire acondicionado donde prepararon su nido. A los polluelos no llegué a verlos nunca, pero sí que pude observar varias veces el vuelo de este animal muy de cerca. Os dejo aquí el vídeo testimonial, que aunque no es de muy buena calidad, sí se puede observar lo mucho que se acercan a los humanos y a las grandes urbes.
La música del gran Félix y el sonido del cernícalo han sido añadidos en la edición del vídeo, pero lo que es cierto es que esta pareja de cernícalos está constantemente comunicándose y emitiendo su característico hi hi hi agudo y penetrante.
También pasan largos ratos planeando por el cielo mientras buscan alimento. Los cernícalos se alimentan de ratones, pequeñas aves, ranas y sobre todo insectos.
Yo no he conseguido verlo todavía, pero como curiosidad os contaré que el cernícalo recibe su nombre por el vuelo cernido que adopta muchas veces durante su caza. Este tipo de vuelo consiste en batir las alas para conseguir un vuelo estático en que el cernícalo pueda enfocar bien a su presa con la mirada calculando la caída en picado. Como muestra, os dejo un vídeo del gran Félix Rodríguez de la Fuente en el que seguro que os hacéis una idea mucho más clara de cómo se cierne un cernícalo.
La incubación de los cernícalos dura aproximadamente un mes, y después de la eclosión de los huevos, los polluelos son alimentados por los padres durante 4-5 semanas hasta que aprender a volar y a valerse por sí mismos. Los polluelos de esta pareja han debido de salirles muy precoces porque me temo que ya han desmontado la paraeta y se han marchado a otro lugar: llevo unos pocos días sin ver a ningún miembro de la familia oteando desde lo alto del aire acondicionado donde han estado apostados las últimas semanas.
Un pequeño gesto tuyo puede significar un gran movimiento a nivel global que nos ayude a todos a concienciarnos sobre la responsabilidad que tenemos con el medio ambiente.
Este mes de marzo se celebra una de las mayores acciones a favor de la protección ambiental: la hora del planeta.
El sábado 28 de marzo se apagarán las luces de miles de monumentos y ciudades durante una hora. Es un movimiento a favor de la concienciación medioambiental de la sociedad. Es un momento perfecto para reunirnos en familia y sentarnos alrededor de una mesa con unas pocas velas y charlar durante 60 minutos (o más). Un momento ideal para quedar con los amigos en el campo o la playa a contemplar las estrellas. Una hora que podemos emplear para estar con los nuestros y demostrarle al planeta que se puede vivir gastando menos luz, respetando la vida, amando a los tuyos.
Es una bonita iniciativa para poder compartirla con gente, ya sean personas cercanas a ti o personas que viven en la otra punta del planeta. Representa la oportunidad de hacer algo bueno todos a la vez.
¿Os animáis a apagar las luces el sábado 28 de marzo de 20:30 a 21:30?
Os dejo aquí un vídeo infantil que ayudó a movilizar este evento hace unos años y que ahora me viene a la mente cada vez que pienso en la hora del planeta (advierto que la canción es pegadiza).
Para contaminar el océano no es necesario tirar residuos directamente al mar o a la playa, un gesto tan inocente como perder una bolsa a causa de una ráfaga de viento es suficiente para hacer llegar al mar cada día miles de bolsas al día. Por supuesto, no es la única razón:
- Bolsas que llegan al mar arrastradas por el viento
- Botellas de plástico y latas olvidadas en los paseos marítimos de las ciudades
- Residuos arrojados negligentemente a acequias que desembocan en el mar
- Despistados que viajan en barco y sin querer dejan a merced del viento o de las olas botellas y vasos de plástico
- Y un infinito etcétera puedes ser los causantes de que el contenido de plásticos en el océano incremente año tras año.
Según Science, se calcula que en el océano hay entre 5 y 13 millones de toneladas de plástico. No es difícil imaginarlo si multiplicamos cada posibilidad de que ocurran todos estos pequeños accidentes por todas las ciudades y pueblos costeros que existen en el mundo por los 365 días del año, ¿verdad?
Lo curioso es que de todos esos millones toneladas, solo un 5% se quedan flotando en el mar. La inmensa mayoría se acaban acumulando en los fondos marinos de todo el planeta, algo particularmente preocupante porque los impactos de la contaminación por plástico son mucho mayores de lo que somos capaces de observar a simple vista.
Además, muchos animales ingieren estos plásticos voluntaria o accidentalmente. Lo cual puede representar toda una amenaza dentro de la cadena trófica marina, en la que también podemos incluir a los seres humanos. Por poner un ejemplo: son muchos los delfines varados a los que se les han encontrado restos de plásticos en el estómago por haber ingerido peces que a su vez los llevaban en sus estómagos. También son muchas las tortugas marinas que ingieren bolsas porque las confunden con medusas (ya que son un alimento habitual para ellas) y les causan bloqueos digestivos.
Tal vez ante todos estos graves datos quieras comentar algo con nosotros. Además de las causas citadas al principio del post, ¿se te ocurre alguna causa más por las que el mar está tan lleno de residuos? Seguro que sí. ¿Te gustaría compartir con nosotros alguna forma que se te ocurra para intentar prevenir esta situación? Por favor, coméntala aquí abajo y ayúdanos a que entre todos podamos proteger el océano y la vida que habita en él de una manera más efectiva.
Muchas gracias por tu atención, colaboración y respeto hacia el medio ambiente.
Si alguna vez habéis visitado un restaurante de esos que ahora llaman "de autor" es probable que os hayáis encontrado con un postre que contenía una curiosa sensación explosiva: los Peta Zetas.
¿Qué es lo que hace que sintamos que con esta chuchería tenemos un pequeño festival de micro-palomitas de maíz explotando en nuestra boca como si fuésemos una sartén? La respuesta a esta pregunta es un componente químico muy sencillo: el CO2.
En la fabricación de los Peta Zetas el caramelo fundido se mezcla con moléculas de CO2 en un reactor a 60 atmósferas de presión. Esto hace que en los caramelos queden atrapadas burbujas diminutas sometidas a la misma presión que soportarían si se encontrasen a 600 metros bajo el agua (una presión a la que el ser humano nunca sería capaz de bucear).
De esta manera, al introducirnos los Peta Zetas en la boca, disolvemos el caramelo con nuestra saliva y notamos una pequeña explosión: la liberación del CO2 atrapado a gran presión dentro de una burbuja microscópica.
¿A que ya no miraréis con los mismos ojos a esta chuchería la próxima vez que la probéis? El misterio de los Peta Zetas ha sido descifrado.
